Si bien llego vestidísima, debieron quitarle varias prendas en busca del objeto que activaba la alarma y hasta la hicieron el clásico “cacheo” para lo que debió levantar los brazos.
"¡Dios Mío! Son rumores ciertos... él va una vez a la semana. No tengo idea de qué día es, así que nunca lo recuerdo y sólo ando caminando en mi casa", sostuvo.
"Nunca estoy en Los Ángeles así que cuando vengo no estoy pensando ‘hay un chico que limpia la piscina que vendrá a casa'. Entro, voy al refrigerador tomo una botella de agua de coco entonces veo alrededor y me quedo helada", añadió.
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